Hacienda Jesús del Valle

Jesús del Valle

Jesús del Valle representa a la perfección el paradigma de una ciudad como Granada, una de las pocas que todavía hoy no está ahogada por ciudades dormitorio y polígonos industriales sino que, por el contrario, el campo se fusiona con la ciudad de manera natural. Desgraciadamente —o quizá afortunadamente—, Jesús del Valle es un lugar muy poco conocido, incluso por los locales, lo que unido a la dificultad de acceso con vehículo a motor, le ha permitido mantener su entorno natural intacto, fuera de la especulación urbanística y de ciertas prácticas «domingueras».

Jesús del Valle

Con un domingo de puente radiante, aunque muy frío, decidimos salir del bullicio de la ciudad en busca de un lugar algo más tranquilo y apacible. Para ello remontamos el ajetreado Paseo de los Tristes, la Cuesta del Chapiz y continuamos por el Camino del Sacromonte. Conforme vamos haciendo camino van reduciéndose el número de turistas, siendo inexistentes una vez dejamos a nuestra izquierda la subida hacia la Abadía del Sacromonte. Ya en el Camino de Beas nos encontramos únicamente con residentes de la zona y en pocos minutos desaparece el asfalto. Estamos a unos veinte minutos de Plaza Nueva, pero parecen dos mundos totalmente diferentes.

El camino va discurriendo permanentemente junto al Río Darro, unas veces por la margen derecha, otras por la izquierda, mientras al fondo ya aparece Sierra Nevada.

Camino de Beas

Al poco de abandonar el asfalto, el pavimento, aunque de tierra, es bueno, con un camino ancho que permite ir bastante rápido.

Camino de Beas

Pocos metros más adelante, tras una pequeña bajada, dejamos el camino que se dirige a Huétor Santillán y Beas de Granada y cruzamos el río internándonos en una zona más boscosa y húmeda.

Senderos junto al Darro

Ahora nos encontramos en la margen izquierda del río (aguas abajo), que remontamos hasta encontrar otro puente que es imperativo volver a cruzar. Transcurridos unos minutos, los charcos helados nos recuerdan la temperatura que hace en las noches de diciembre. Al pasar este pequeño olivar encontramos un vado para cruzar el río.

Temperaturas muy bajas

Este vado es practicable dependiendo la época del año y el caudal del río. En nuestro caso, debido a las últimas lluvias, nos vemos obligados a continuar a la izquierda, por el olivar, retomar el camino de Beas, que dejamos unos kilómetros atrás, y alcanzar Jesús del Valle desde un pequeño collado que domina la hacienda-cortijo.

Olivares de Jesús del Valle

Ya desde el collado, podemos contemplar a nuestros pies la edificación. Al fondo, majestuosa como siempre, Sierra Nevada.

Sierra Nevada al fondo

En pocos minutos estamos en Jesús del Valle.

Jesús del Valle

La hacienda-cortijo de Jesús del Valle obedece a la tipología canónica de las explotaciones agrarias jesuíticas de Andalucía. Se trata de una factoría agrícola distribuida alrededor de un patio central y una zona de corrales. Asimismo, dispone de otras estancias para residentes quedando el conjunto circundado por tierras en explotación.

Encontramos dos áreas separadas y destinadas a funciones diferenciadas. La primera, del siglo XVI-XVII, es la hacienda propiamente dicha, destinada a la producción, que consta de un molino de aceite, un molino de harina, un lagar y la ya citada zona de corrales. La segunda zona, de construcción más tardía (s. XVIII), era la residencia y villa de recreo para los miembros de la compañía. Todo el conjunto prescinde de los aspectos formales, se trata de una construcción austera y totalmente funcional.

A pesar de la declaración del conjunto, en mayo de 2005, como Bien de Interés Cultural en calidad de monumento, la desidia de propietarios (quienes intentaron construir un exclusivo hotel, por suerte sin éxito) y administraciones (a quienes les interesa poco el edificio más allá de lo que puedan recaudar con él) ha sido la tónica dominante hasta el día de hoy. El estado actual del edificio es deplorable. El deterioro y expolio sufrido en los últimos años ha sido especialmente acusado y ha provocado que se tapien puertas y ventanas para dificultar el acceso al edificio, en estado de ruina y en grave peligro de desplome. Además, la amenaza del ladrillo aún planea sobre la hacienda.

Hacienda de Jesús del Valle

Tras pasar un rato en las inmediaciones, tomar fotos y algún aperitivo, nos dirigimos, cruzando de nuevo el río, hacia el Cerro del Sol, que nos dará acceso al Llano de la Perdiz y la Dehesa del Generalife, para completar, después de casi 20 km, esta ruta circular. La subida aún nos brinda unas cuantas imágenes de Jesús del Valle desde otra perspectiva.

Jesús del Valle desde la subida al Cerro del Sol

Esta ruta es un ejemplo de que no se necesita coger un coche o un autobús para salir a caminar al monte, no en Granada. Con ella, he querido reivindicar una de las joyas olvidadas, no sólo por las administraciones, sino por los propios habitantes de la capital nazarí. Todavía, y afortunadamente, Granada es una ciudad con muchas posibilidades en lo que actividades en la naturaleza se refiere, sólo tenemos que querer salir a descubrir los miles de rincones naturales (no tan) ocultos que la ciudad nos brinda. Y, por favor, el monte no necesita nuestra basura.

Fuentes: Nuestra Granada |  Bruno Alcaraz.

 

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